En la UNAM:
–Tengo cita a las 9:00.
–Te atendemos a las 10:00.
–¡El correo dice que a las 9:00!
–Pues si quieres, te esperas. Es un i-n-v-e-s-t-i-g-a-d-o-r.
Y la muchacha se va muy digna.
La mediocridad como norma interna. La desigualdad metida en cada célula del cuerpo de la burócrata en turno. El pequeño poder que ostenta oronda por los pasillos de lo que llaman «máxima casa de estudios»…
¿Por qué soportar eso? ¿Quién nos enseñó que eso es «normal»?