Uso de #ivermectina en Ciudad de México

En Twitter escribí este hilo que se uso un poco popular.

El paper sobre el uso de #ivermectina en Ciudad de México da para una reflexión sobre metodología y ética en la investigación, además de la implementación de políticas públicas. De pilón: sirve para recordarnos que el camino al infierno está tapizado de buenas intenciones. 🧵 

1/ Veamos lo ético. ¿Se vale experimentar con la población en medio de la peor pandemia en cien años? La respuesta no es tan obvia cuando parece una “causa noble”. Tomo 20 mil personas, les aplico un tratamiento y, si funciona, lo puedo llevar a 120 millones de personas. 

2/ La pregunta es si esas 20 mil personas sabían que iban a ser parte de un experimento. ¿Y si fallaba? ¿Y si empeoraban o morían? ¿Y si funcionaba? ¿Qué pensarían los que no recibieron el tratamiento? ¿Pueden los gobiernos hacer este tipo de ejercicios con sus ciudadanos? 

3/ En ciencias sociales sabemos que el método científico no es el fin en sí mismo. Menos en política pública. No puedes dejar en el hambre y la pobreza a cientos de personas solo por probar que tu teoría sobre progreso es válida o que la teoría del otro no lo es. 

4/ No. Simplemente no puedes experimentar y arriesgar a un solo ciudadano, y mucho menos sin su consentimiento. Incluso si el vaporub tiene “promising results” en otros experimentos, no puedes enviarlos con su frasquito para ver cómo te funciona aquí. 

5/ Y luego está el peliagudo tema del conflicto de interés. Imaginemos que el experimento de estos funcionarios funcionó. ¿Quién y cómo y dónde se debe reportar el proceso, el resultado, la investigación? [Eso si pensamos que programa de gobierno = investigación académica]. 

6/ En la comunidad científica se considera que una manera de evitar sesgos en una investigación es que los autores no sean financiados por el objeto de estudio. Se debe buscar la neutralidad. En este caso… bueno, pues los autores eran los creadores del programa. 🤷🏽‍♂️ 

7/ Otra cosa es la autoevaluación. En políticas públicas aprendemos el famoso ciclo: una de sus fases es la evaluación. Incluso los tomadores de decisiones pueden contratar evaluadores para que revisen todo el proceso completo. Pero estos son externos, no son “sus” funcionarios. 

8/ Pero evaluación de política pública no es sinónimo de “investigación científica”. El evaluador no entrega un “paper” al evaluado. Aunque se parezcan, aunque a veces converjan, la investigación científica y la evaluación de política no son lo mismo. 

9/ Por eso, cuando uno manda un paper a alguna revista, se debe decir si hay “conflicto de interés”. O sea, no está mal que los gobiernos digan qué y cómo hicieron lo que hicieron, pero un paper académico no parece ser la mejor manera de transmitir sus acciones de gobierno. 

10/ Y en este caso, los autores del paper son funcionarios en activo. Incluso si querían hacer una aportación a la discusión pública, incluso si tenían “otros datos”, no parece que un repositorio de artículos académicos sea la mejor vía para mostrar su propuesta (sus acciones). 

11/ En síntesis, el documento sobre el uso de ivermectina en CDMX tiene dos problemas muy serios: la ética sobre los sujetos de experimentación y el conflicto de interés de los autores. Del debate médico sobre esa medicina, del paper en sí, ya otros han señalado sus problemas. 

12/ Esa crítica al paper de marras no quita ni un ápice el reconocimiento a esos mismos funcionarios por su estrategia de vacunación. Ha sido, quizá, la mejor en el país. Aquel que los critique por lo otro no es ingrato ni desmemoriado ni, ay, canalla. 

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